Durante el último año, las medidas COVID han cortado la impresionante movilización feminista en las calles que habíamos desarrollado durante los últimos años. Mientras, los retrocesos en igualdad han sido escalofriantes: con mucha diferencia, las mujeres somos las principales víctimas del aumento generalizado de la precariedad, el paro, las colas del hambre, los problemas psicológicos y de salud; entre otras consecuencias de la actual catástrofe social.
Con los servicios de cuidado y las escuelas cerradas o al mínimo, ha aumentando desmesuradamente la carga sobre las mujeres en el hogar, forzando a un desproporcionado número a retirarse de sus puestos de trabajo y a caer en la dependencia económica. Han aumentado todo tipo de violencias machistas. Como señala este manifiesto, “en apenas dos meses de confinamiento, las llamadas al 016, teléfono de atención para la violencia machista, aumentaron un 60%; evidencia del terror de quienes se ven obligadas a encerrarse con sus maltratadores”.
El Gobierno sigue haciendo declaraciones a favor de la igualdad y anuncia medidas que no van a la raíz de los problemas, mientras sigue sin explicar por qué no levanta los obstáculos para la igualdad, como son las trampas en el RD 6/2021 que impiden a la mayoría de los hombres ser corresponsables. También anuncia otras que, bajo la apariencia de favorecer a las mujeres, aumentarán la desigualdad, como el aumento del permiso de las madres a 6 meses.
Así, todas las reivindicaciones feministas siguen pendientes. Y, como hemos visto durante el último año de avance patriarcal, la lucha feminista sigue siendo la única forma de conseguirlas.
Por todo ello, este 8 de marzo de 2021 la PPIINA estaremos con todas las movilizaciones feministas gritando más alto que nunca:
¡Ante la emergencia social, el feminismo es esencial!